Regañar y castigar a nuestra mascota eleva los niveles de estrés, y probablemente nuestro perro tarde más en aprender; ellos olviden fácilmente el por qué han sido regañados y en ocasiones permanecen en estado de sumisión sólo porque nos ven enojados.
Adiestradores, educadores, etólogos y veterinarios recomiendan el refuerzo positivo, ya que hacemos que nuestra mascota aprenda de una forma más divertida y efectiva; y también mejora la relación que tenemos con ellos, generando lazos más fuertes y de bienestar que le permitirán mejorar sus conductas sociales.