Aunque para nosotros, como humanos, el juego es “cosa de niños”, para nuestra mascota el juego será básico en todas las etapas de su vida, inclusive en la vejez, porque ello representa una constante estimulación física, mental y emocional.
A nivel emocional, jugar no sólo genera alegría, sino también autoestima, confianza, seguridad, amabilidad, y por supuesto refuerza ese vínculo especial que existe con nosotros, sus dueños. Además, aprenderás a conocer más a fondo a tu mejor amigo, ya que la forma de comportarse durante el juego te dará indicios de su carácter – podrás descubrir que le interesa, que le enoja, que le molesta, si es o no un perro paciente, etc.