1. No es un capricho
En ocasiones queremos convencer a nuestra pareja, familia o amigos para que se hagan de una mascota, porque según nosotros, se encuentren listos para hacerlo. Pero la realidad puede distar bastante de ello, sé objetivo y no te encapriches. No es lo mismo cuidar de unas tortugas o peces, que de un perro o gato. E inclusive la diferencia entre un gato y un perro suele ser abismal; el primero puede estar siempre en casa, pero para el segundo es indispensable salir a realizar actividad física.
2. Gastos
Debemos estar conscientes que el tener una mascota implica pagos que antes no se contemplaban. Veterinario, vacunas, medicinas, alimento, etc.…Así que tenemos que estar totalmente seguros de que quién va a recibir “a este regalo” tiene una buena solvencia económica.
3. Compatibilidad
Ten en cuenta que la personalidad del adoptante y del perro deben hacer match. Deben tener un estilo de vida compatible, es decir, si el dueño es alguien sedentario y hogareño, necesitará un perro de baja energía; y si por el contrario estamos hablando de una persona activa y deportista, hay que optar por un perro de alta energía.