El baño en casa

Sabemos que para la gran mayoría de los perros la hora del baño es un momento lleno de estrés, esto nos lleva a pasar momentos incómodos y difíciles al realizar esta tarea, y en ocasiones, para evitarlo, decidimos poner la responsabilidad de esta labor en otras manos, las de las estéticas caninas.

Pero si te dijéramos que puedes hacer de este asunto una experiencia placentera, con grandes beneficios y mejorando el vínculo que tienes con tu perro al hacerlo en casa. ¿Te atreverías?

Debemos comenzar diciéndote que el hecho de que seas tú quién realiza el baño, va a reducir considerablemente el estrés que siente tu mascota, por lo que toma este punto a tu favor y prepara el baño cómodamente para conseguir que pase de ser un infierno a un deleite.

Lo primero a considerar es escoger un lugar adecuado y seguro, dónde tu perro se sienta tranquilo y no pueda salir corriendo, no importa si usas tina o regadera. Debes quitar todo aquello que no es indispensable para su baño (todos los productos de uso humano, cubetas y demás), ya que esto tendrá el área despejada, permitirá mayor movilidad y evitará esos espantosos ruidos que hacen las cosas al caer y que normalmente alteran a nuestra mascota.

La temperatura del agua debe ser de 30°C aproximadamente, en verano puede ser un poco más fresca y en el invierno un poco más calientita según lo consideres, pero sin exagerar, ya que la piel de los perros es mucho más fina que la nuestra.

Al comenzar a mojar a tu mascota utiliza tus manos como si le dieras un masaje para que el agua penetre bien, esto a su vez lo relajará pues tu conoces bien los puntos dónde le gusta ser acariciado. Al continuar con el shampoo sigue la misma táctica, así lo mantendrás calmado y disfrutando del momento.

La cara es la zona que más les incomoda, así que recuerda dejarla hasta el final – ya que hayas enjuagado el resto del cuerpo; para enjabonarla usa movimientos suaves y enjuaga rápidamente, termina dando un enjuague general final a todo su cuerpo.

Para este momento habrás terminado con la parte más complicada; lo que sigue, el secado, será muy divertido y disfrutable. Pasa la toalla haciendo caricias y cariños, o úsala en juegos en los que “peleen” por ella para volverlo más divertido. No olvides secar muy bien sus patas y sus orejas.

La cara es la zona que más les incomoda, así que recuerda dejarla hasta el final – ya que hayas enjuagado el resto del cuerpo; para enjabonarla usa movimientos suaves y enjuaga rápidamente, termina dando un enjuague general final a todo su cuerpo.

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